Revista Multidisciplinaria Perspectivas Investigativas
Multidisciplinary Journal Investigative Perspectives
Vol. 4(Contabilidad y Auditoría), 101-115, 2024
Riesgo crediticio y valoración de activos financieros en entidades financieras
Credit risk and valuation of financial assets in financial institutions
Nelva Lorena Rodríguez-Rodríguez
Lenyn Geovanny Vásconez-Acuña
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basándose en la historia de movimientos previos (Batioja & Restrepo, 2022). Esta metodología
ha demostrado ser efectiva en el análisis de la morosidad y en la evaluación de la estabilidad
en el riesgo crediticio empresarial, siempre y cuando exista suficiente información histórica.
Es importante precisar que, el impacto del riesgo crediticio en la estabilidad financiera es un
pilar fundamental para el bienestar económico global, ya que actúa como guardián del
crecimiento y la productividad. La relevancia de este sistema se ha vuelto más evidente tras las
recientes crisis financieras, que han tenido repercusiones duraderas en la economía mundial.
Estas situaciones adversas han impulsado la necesidad de reformar la arquitectura regulatoria
y de supervisión financiera, destacando la importancia de implementar normativas prudenciales
rigurosas (Banco Central del Ecuador [BCE], 2023). Estas normas tienen como objetivo limitar
la asunción de riesgos o asegurar que estos estén mitigados y gestionados, especialmente en
contextos críticos como el desencadenado por la pandemia de COVID-19 (Clarke et al., 2020).
La adecuada gestión del riesgo, en particular el riesgo crediticio, es esencial para proteger la
solvencia y la sostenibilidad financiera de las entidades bancarias, alineándose con sus metas
de expansión y rentabilidad.
Una gestión deficiente del riesgo crediticio tiene un impacto directo en la salud financiera de las
entidades bancarias, lo que se manifiesta a través de la disminución de la calidad de su cartera
de préstamos. Esto no solo resulta en una mayor morosidad, también en la necesidad de
incrementar las provisiones para créditos incobrables, reduciendo así la rentabilidad de la
entidad. Además, una cartera de créditos de baja calidad puede deteriorar la reputación del
banco en el mercado, dificultando su acceso a fuentes de financiamiento y disminuyendo la
confianza de los inversores y depositantes (Lapo et al., 2021). Esta situación destaca un
concepto fundamental en la valoración de activos financieros que se refiere al proceso de
determinar el valor justo o intrínseco de un activo. Este proceso es esencial para inversores,
gestores de carteras, analistas financieros, participantes del mercado que buscan tomar
decisiones informadas de inversión, gestión de riesgos y asignación de recursos (Shao et al.,
2020). El uso de este recurso implica el diseño de modelos matemáticos y financieros para
estimar el valor presente de los flujos de efectivo que se espera que genere el activo. Los
métodos de valoración pueden variar a nivel significativo, dependiendo del tipo de activo
financiero en cuestión, como acciones, bonos, derivados, entre otros (Roldan, 2022).
La valoración de activos no es una ciencia exacta y está sujeta a una serie de suposiciones y
estimaciones sobre factores como las expectativas de crecimiento futuro, las tasas de interés y
la volatilidad del mercado. Estas variables hacen que la valoración sea tanto un arte como una
ciencia. Sin embargo, es un proceso crítico en el ámbito financiero que permite asignar un valor
monetario a los instrumentos financieros (Acevedo & Guitiérrez, 2023). Este proceso es
esencial en varios aspectos del ámbito financiero, ya que influye en la toma de decisiones de
inversión, la administración de carteras, así como en la contabilidad y la regulación financiera,
lo que proporciona una evaluación precisa del valor de un activo, considerando tanto sus
posibles ingresos futuros como el riesgo que conlleva. Los activos financieros involucran una
amplia gama de instrumentos, cada uno con características y riesgos específicos que
contribuyen a la complejidad del proceso. Así como las acciones que representan una cuota de
propiedad en una empresa, son quizás los activos más conocidos. Su valoración se basa en
estimar el valor intrínseco de la empresa, utilizando métodos como el análisis de descuento de
flujos de efectivo o el modelo de descuento de dividendos. Estos métodos requieren
suposiciones sobre el crecimiento futuro, la rentabilidad y los riesgos, lo que introduce una
considerable incertidumbre en la valoración (Chávez et al., 2020).
Por otro lado, los bonos, son instrumentos de deuda que prometen pagar a sus tenedores una
serie de pagos de intereses más el reembolso del principal al vencimiento. La valoración de
bonos implica calcular el valor presente de estos pagos futuros, ajustado por el riesgo de
crédito del emisor. La tasa de interés del mercado, las expectativas de inflación y los cambios
en la calificación crediticia del emisor son factores críticos que afectan el valor de un bono
(Domínguez, 2022). Esta diversidad de activos financieros y los variados enfoques necesarios
para su valoración determinan la complejidad inherente a esta tarea. Por ello, se requiere una