Revista Multidisciplinaria Perspectivas Investigativas
Multidisciplinary Journal Investigative Perspectives
Vol. 4(Contabilidad y Auditoría), 116-126, 2024
Impacto de la NIIF 9 en la gestión de riesgos crediticios
Impact of IFRS 9 on credit risk management
Vilma Jhaneth Rodríguez-Rodríguez
Carmen Yolanda Jaramillo-Calle
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puede protegerlas contra las fluctuaciones económicas imprevistas y mejorar su estabilidad
financiera (Rojas et al., 2020).
Este hallazgo sugiere que las provisiones para pérdidas crediticias bajo NIIF 9, aunque más
volátiles al inicio, pueden ofrecer una imagen más consistente y confiable del rendimiento
financiero de una entidad a lo largo del tiempo. Esto es relevante para los inversores y analistas
que dependen de información financiera precisa y confiable para tomar decisiones informadas,
la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros del Ecuador (SCVS, 2018). Ha valorado
cómo las diferencias entre las regulaciones locales y la NIIF 9 afectan la comparabilidad y
comprensión de la información financiera. La adopción de la NIIF 9 podría permitir a los bancos
aumentar sus líneas de crédito bajo consideraciones más conservadoras, lo que a su vez
podría influir en su capacidad para expandir el crédito y apoyar la inversión económica.
La inclusión de la normativa sobre las provisiones para pérdidas crediticias esperadas tras la
crisis financiera global ha sido un paso significativo en la regulación contable. Según el informe
trimestral del PBI (2017), esta medida busca evitar las demoras en el reconocimiento de
pérdidas crediticias que exacerbaban la pro-ciclicidad en las fases de contracción crediticia. Las
normas, aunque difieren entre el IASB y el FASB, comparten el objetivo común de fomentar
una dotación de provisiones más temprana y sistemática, desde el momento en que se
concierta el préstamo, sin esperar a que ocurran eventos de crédito previsibles. La
implementación de la NIIF 9 ha modificado el proceso de cálculo y registro de provisiones para
pérdidas crediticias, moviéndose del modelo de pérdida incurrida al modelo de pérdida
esperada. Esta transición exige que las entidades reconozcan las pérdidas cuando ocurren y
basándose en expectativas, lo que incrementa la importancia del análisis y la gestión proactiva
de los riesgos.
Una comparación entre varios estudios muestra que mientras todos reconocen el impacto
significativo de la NIIF 9 en la gestión de provisiones crediticias, varían en términos de enfoque,
desde ajustes metodológicos específicos hasta implicaciones más amplias en la contabilidad y
reportes financieros. Sin embargo, una coincidencia similar es la necesidad de ajustes en los
sistemas de TI y capacitación del personal para manejar las nuevas demandas analíticas y
operativas impuestas por la NIIF 9. Además, todos los estudios sugieren que la NIIF 9 ha
llevado a una mayor transparencia y podría potenciar fortalecer la confianza de los inversores y
otros stakeholders al proporcionar una imagen más clara de los riesgos de crédito.
La discusión entre las normas del IASB y el FASB destaca una diferencia importante: mientras
el FASB requiere la consideración de las pérdidas crediticias esperadas durante toda la vida del
préstamo desde su inicio, el IASB implementa un enfoque por etapas, aumentando la
sensibilidad a cambios en la calidad crediticia del prestatario a lo largo del tiempo. Este enfoque
por etapas puede ser menos agresivo a la inicial, pero se intensifica a medida que se deteriora
el riesgo crediticio del activo. El impacto de estas normas es profundo tanto en la contabilidad
como en la gestión del riesgo. Incrementan las provisiones y la carga analítica, pero mejoran la
transparencia y reducen el riesgo sistémico al evitar la acumulación de pérdidas no
reconocidas. Además, la anticipación de pérdidas potenciales podría mitigar efectos procíclicos
al fomentar un reconocimiento más equilibrado a lo largo de los ciclos económicos.
En términos de implementación, las instituciones financieras enfrentan desafíos, desde la
adaptación de sistemas de tecnologías de información hasta la formación de personal y la
revisión de sus modelos de riesgo crediticio para incorporar variables prospectivas y escenarios
de estrés. Esta transición significa un cambio técnico y un cambio cultural en la gestión del
riesgo crediticio. La aplicación de estas normas también podría tener implicaciones más
amplias en el comportamiento del préstamo bancario y en la estabilidad financiera general. Al
promover un reconocimiento más temprano de las pérdidas crediticias esperadas, las normas
buscan disminuir la pro-ciclicidad del crédito, aunque esto dependerá en gran medida de la
efectividad de la implementación por parte de las entidades financieras y de la supervisión
reguladora. Ante lo indicado, la transición a las provisiones basadas en pérdidas crediticias
esperadas según la NIIF 9 representa un avance hacia una mayor prudencia y transparencia
financiera. Su éxito depende de la correcta implementación por parte de las instituciones
financieras, también de un marco regulatorio que apoye estas prácticas sin imponer cargas
desproporcionadas.